Preguntas sin respuesta
Rompiendo el silencio que flotaba entre ellos, Gracie se aventuró a hacer una pregunta: “¿Adónde vamos? Sus palabras apenas se elevaron por encima del susurro de sus pasos, pero el hombre no respondió. Su silencio se prolongó, con paso firme e inquebrantable. Cada vez que se negaba a responder, aumentaba la tensión a su alrededor y el peso de la incertidumbre presionaba con más fuerza la mente de Gracie.

Preguntas sin respuesta
Lucha visible
A medida que avanzaban, Gracie notó que la respiración del hombre se hacía más pesada, y que sus movimientos vacilaban de vez en cuando al detenerse para estabilizarse. Aunque la determinación ardía en él, su cuerpo revelaba su tensión. Preocupada, le ofreció ayuda, pero él la rechazó con un movimiento desdeñoso. Estaba claro que pretendía continuar sin ayuda, impulsado por un propósito que eclipsaba su debilidad, mientras Gracie lo seguía con silenciosa preocupación.

Lucha visible