Una corazonada
Gracie atravesó las puertas con renovada determinación, convencida de que el hombre no había ido muy lejos. Sus pensamientos volvían una y otra vez a un lugar: un pequeño jardín escondido detrás del hospital, a menudo olvidado, un lugar al que podía retirarse cualquiera que buscara tranquilidad. Era una apuesta arriesgada, pero sus instintos le gritaban que era la dirección correcta, y tenía que estar segura.

Una corazonada
Bloqueo policial
Cuando se apresuró a salir, la recibieron luces intermitentes y el caos. Tres coches de policía montaban guardia, los agentes se movían rápidamente para asegurar la zona. Ya les había llegado la noticia de la desaparición del hombre y se estaban haciendo cargo de la situación. Pero Gracie no podía detenerse, no cuando estaba tan cerca de seguir su pista. Se deslizó más allá del bloqueo, con los ojos fijos en el camino que tenía por delante.

Bloqueo policial